miércoles, 5 de septiembre de 2007



ORNAMENTO Y DELITO.
SOBRE EL TEXTO DE TOYO ITO: “ARQUITECTURA DE LÍMITES DIFUSOS”
Sería prolijo, y probablemente inapropiado, hacer un resumen de uno de los textos de por sí más preclaros y resumidos de la arquitectura contemporánea. Nos extenderemos, pues, en un comentario sobre sus dos primeros puntos, que consideramos de mayor interés para el desarrollo de la asignatura.
La idea vendría a ser como sigue:
Durante el S.XIX se sucedieron estilos históricos que ponían en el ornamento todo el énfasis a la hora de definir los edificios. Con la llegada del moderno, el edificio pierde su decoración, se despoja de su piel. Desnudo, en carne viva, las grandes pantallas de cristal nos muestran su interior, no dejando nada oculto, pues en el Moderno los edificios (¿como las personas?) no tienen nada que ocultar. Ésta condición fue abordada por los grandes Maestros como un prodigio ético: edificios que eran todo regularidad, sin simetría, elegancia, sin solemnidad, magnus non arrogans, fedelis sine avaritia, que se dijo en su tiempo de Palladio. Una arquitectura con sentido pero desprovista de significado. En un texto tempranísimo, uno de estos maestros nos instaba a admirar estos edificios por lo que eran, sólidas construcciones, y a no buscar en la arquitecturas cualidades (arquitectura lujosa, agradable, acogedora) que eran responsabilidad de sus ocupantes.
Sin embargo, en nuestros días, estamos capacitados para decir que esta auténtica declaración de principios ha sido un rotundo fracaso histórico. Desnudando al edificio, lo ponemos en posición de adoptar cualquier vestido, de exhibir cualquier lectura, no necesariamente la más apropiada. En la actualidad, decimos, es el capitalismo depredador y la economía de empresa la que visten nuestros edificios.
Pensemos un momento en ello. Sólo hace falta salir a la calle, a cualquier calle de cualquier ciudad occidental, para darse cuenta de ello. Una visita, digamos, al barrio de Akihabara en Tokyo, nos muestra qué ha sustituido a la decoración secular de la arquitectura vernácula: anuncios, carteles, paneles, spots publicicitarios, etc., son los ingredientes con los que los edificios construyen ahora su personalidad. Pensemos por ejemplo en cualquier sucursal de nuestras modernas compañías telefónicas: todo lo que necesitamos ver es una pared azul ultramar, roja o naranja para saber a qué compañía pertenece el local. Ante esta nueva decoración, exterior y postiza, independiente de la arquitectura, la auténtica personalidad del edificio permanece encubierta, oculta, engullida bajo el aluvión de proclamas publicitarias de diversos tipos.
Y lo mismo ocurre en el interior. Continuemos nuestra visita imaginaria y penetremos en el interior de cualquiera de tantísimas tiendas que exhiben sus bondades al comprador. Las estanterías definen el espacio y los recorridos, las visuales, que queda en primer plano y qué no. El visitante es conducido a través de un auténtico desfile de reclamos visuales mientras una musiquilla persistente pone ritmo a sus pasos. Todo está estudiado, nada queda fuera de control. La decoración cambia cada pocas semanas, se transforma, aparecen nuevas ofertas o promociones. Nada es sólido, todo fluido.
Toyo Ito nos da la receta de esta nueva arquitectura: cerrada, homogénea, completa, un universo autista e independiente, con sentido en sí mismo. Una arquitectura pensada por y para la fachada, ámbito del significado y el simbolismo (el significado aparece como algo “incrustado”, independiente de su soporte físico). Arquitectura del encapsulamiento, en sus propios términos.
Hace solo un siglo, la escuela de Chicago nos daba lecciones sobre como la arquitectura apropiada provee de dignidad y empaque, y se convierte en el estandarte de una empresa. Ahora, el contenido publicitario desborda los edificios, los atrapa y los oculta. Cualquier construcción es apropiada, porque los gurús del márqueting moderno han aprendido a esquivar los poderes del arquitecto moderno para decidir cual es el modelo de ciudad por el que quiere luchar.
Lejos de ser esta una cuestión estética, es de hecho una cuestión ética de primerísimo orden. Lo que está en juego es, ni más ni menos, cuáles van a ser los arquitectos o los ciudadanos del futuro.
El arquitecto se ve convertido en un mero funcionario, mutilado, maniatado, impotente para poder decidir sobre sus propios edificios, sin desempeño social. Peor aún, nuestros clientes (los ciudadanos) se convierten en mansos rebaños que son manejados, conducidos, engañados, atrapados en la espiral de consumo que los desvía de sus auténticas necesidades.
Sería interesante, por que esto no se quede en unas pocas palabras, poner imágenes a esta nueva ciudad que los empresarios nos costruyen. Las magníficas películas Metrópolis (Fritz Lang, 1927), dirigida, por cierto, por un arquitecto, Brazil (Terry Gilliam, 1985) o la archiconocida Blade Runner ilustran entre otras éste modelos. Una ciudad interminable, una estética de pingajos (que son despojos); edificicaciones donde la forma (decoración, ornamento) se ha alejado tanto de la función (el hombre) que no responde a ninguna de las necesidades de sus ciudadanos. Y no parece que los arquitectos puedan hacer nada por evitarlo.

jueves, 30 de agosto de 2007



ARCHITECTURA SINE LUCE NULLA ARCHITECTURA EST
La Idea Construida: ALberto Campo Baeza
He tenido la suerte de coincidir con el 4 veces y que hable de su obra, tambien de entrar por primera vez a la Caja con el(en la visita con Proyectos 2 y la grabacion del capitulo de la serie de Arquitectura "El elogio de la luz") y sentir, eso que el tanto habla en el libro.
En esta asignatura cuyo mismo nombre es "Arquitectura de Precision", lo primero que hay que plantearse, es que es la precision, si significa lo mismo en la Arquitectura, que en otras artes, si es lo mismo para un arquitecto que otro.
Convendría, antes de nada, aclarar algunos conceptos. El término precisión, en su acepción tradicional, es un vocablo proveniente de la jerga científica. En fisica, el concepto de precision se usa como sinonimo del registro de invariancia entre medidas sucesivas de un mismo dato. Dicho de otra forma, hablar de precision es evocar el imperio de la experiencia, lo tangible, la realidad "matérica" (curioso vocablo) de las cosas, la Rex extensa de Descartes. En mi opinión, un uso legítimo del término precisión pasa por activar la memoria del Tiempo ("maestro de toda sabiduría" decía Ortega citando a Esquilo), recordarnos la maestria, el dominio en ese largo proceso de prueba y error, que es la experiencia que los años vierten sobre toda ocupación humana. La precisión es realismo, REALIDAD.
Leyendo a Campo Baeza, parece destacar la idea de que la funcion del arquitecto es, en sus propias palabras, construir paraisos en la Tierra. Una lectura descuidada y divagante de sus textos sugiere todo tipo de imágenes del pasado: vemos desfilar ante nuestros ojos la arquitectura de los Panteones, las catedrales, de los Mausoleos; arquitectura solemne, hieratica, poderosa, SUBLIME. Arquitectura cuya grandiosidad es resabio de su indiferencia a las desventuras humanas.
Pero si hemos aprendido algo de los Maestros del Moderno, es que la buena arquitectura no puede permanecer indiferente a su dimension social. Construir casas no es hacer templos, mutando el marmol en ladrillo y el estuco en azulejos. Ninguna utopia puede dar cuenta de los problemas individuales del hombre. La buena arquitectura, la buena vida, significa transigir con la imperfección, el secreto, la decadencia, la intimidad. En este sentido la arquitectura no es redencion, sino conciliacion , acuerdo, re-ajuste. Una ciudad de Dios en la Tierra, paraíso laico y mundano, no es posible. Ninguna utopía auténtica es construible. En éste sentido, sólo cabe entender la arquitectura (la buena arquitectura decimos)como proyeccion armónica de las miserias humanas.
Y es ésta idea la que nos permite conciliar el concepto de precisión con el cáncer de la mezquindad y la decadencia que es la dimensión real, que no auténtica, de nuestra arquitectura. Al fin y al cabo, todo arte es fruto de su lugar y su tiempo, y toda ciudad expresión cristalizada de la conducta (de la forma de conducirse por la vida) de sus habitantes.
Asi que solo podemos conquistar la precisión con el conocimiento del devenir de los ciudanos en nuestras ciudades, desde la amplitud de los grandes espacios urbanos hasta la intimidad de cada dormitorio.
Ahora bien ¿Es ésto necesario? ¿Es esto util?
Nadie puede culpar a Alberto Campo, alma sensible, de intentar abstraerse de ésta realidad y construir bancos que son catedrales, casas que son mausóleos, elogio de la sombra y del silencio, perfecta escenografía alérgica al movimiento, a la actividad, a la vida.
Escuchando a varios de los conferenciantes de este curso quizá podamos intuir una válvula de escape, un pequeño hueco, por donde puede escaparse la solució a este problema. Oyendo, por ejemplo, como abordaba Rafael Reinoso la arquitectura, con suavidad, con sutileza, liberando con voz queda palabras llenas de significados. O cómo aquel arquitecto, con una documentación amplísima y rigurosa, completísima, de la obra de Félix Candela, fue capar de definir su trayectoria con unas pocas palabras.

viernes, 22 de junio de 2007

¿Cómo hacer que un solar totalmente irregular y caótico se convierta en un espacio totalmente ordenado y libre? Luis Martínez Santamaría sabe resolverlo perfectamente…y en la Ampliación del Museo de Teruel se puede apreciar.La mayoría de los arquitectos piensan que sólo la línea recta, lo ortogonal, puede hacer que cualquier proyecto sea funcional pero a veces, intentar buscar otra solución hace que ese proyecto sea el idóneo..Luis Martínez Santamaría crea en un solar irregular un diseño a base de círculos de igual tamaño tangentes, intersecados, desplazados y que gracias a su forma geométrica atraen como potenciadores del espacio y eliminan lo irregular…



Son pequeños detalles, pequeños gestos que hacen que los proyectos se conviertan en lugares para vivir, estar, observar, compartir…Es el Factor Humano, la cultura y la naturaleza de la que nos habló Rafael Soler, el cómo todo estaba pensado para los que se proyectaba el espacio: los colores, el tacto, el olor…lo que siempre defendió Alvar Aalto, la relación con la naturaleza, el intentar buscar un equilibrio, una relación con el exterior natural. Así, todo quedará contextualizado y anclado al lugar en el que está, la arquitectura debe ser del lugar, no un pastiche prepotente que se imponga sin relación alguna sobre el resto del territorio.. Esto último es algo que sabe muy bien Antonio Gómez Escudero, ganador del concurso ARCO´06 por la realización de una vivienda unifamiliar en Almería, la vivienda, que es su propia casa, al estar ubicada en el casco histórico de la ciudad, se proyectó mirando con especial atención al entorno…realizó un estudio de las fachadas del resto de la zona y reinventando las igualdades, consiguió no una copia del resto de viviendas sino una invención propia con señuelas tradicionales y vernáculas del lugar..A parte de la arquitectura del lugar, Antonio Gómez Escudero consigue mirar afuera, escapar del lugar mediante la imaginación gracias al magnífico lucernario que ubica al lado de las escaleras. El lucernario, es el motor de la vivienda, lo que le da vida, pues la magnífica luz que se adentra, a veces tímida, a veces fulminante, hace que los espacios cambien y hablen por sí mismos.



James Turrell es un místico de la luz. Sostiene que la luz es nuestro medio físico: vivimos en la luz y nos la bebemos. La luz es arquitectura y atmósfera, espacio y tiempo. La luz es un símbolo de lo espiritual, como sabemos por las vidrieras de las catedrales góticas y por los resplandores que contemplamos cuando cerramos los ojos. Crea formas realizadas mediante un haz de luz que desde dentro de una pared se proyecta en el rincón opuesto de la sala. El fluido luminoso se congela, se coagula en una masa sólida y casi podemos palpar sus superficies, sus aristas. Es un “escultor de luz” y lo cierto es que en estas piezas la luz parece tallada como si fuera mármol. En otra de sus obras, Catching breath se distingue en una pared lo que parece una pintura o un bloque azul incrustado y en realidad es un vano iluminado. Al acercar la cabeza, descubrimos con sorpresa nuestra capacidad de atravesar los muros como auténticos fantasmas. La supresión de cualquier objeto, cualquier imagen, cualquier punto de referencia, trastorna nuestro sentido del emplazamiento y nos deja como suspendidos en el aire por arte de magia. La arquitectura sostiene y enmarca la luz y convierte los espacios en escenarios sin límites.



Tal y como dijo Rafael Reinoso: “Nadie puede entender Verona sin Shakespeare” ; y nadie puede entender la arquitectura sin la luz...











Mi interés por las artes escénicas y los espacios donde se llevan a cabo, me ha hecho leer algunos textos interesantes. El siguiente es una reinterpretación que he hecho de unas notas de conferencia de Pablo Beitía, Arquitecto escénico.


HABLAR DE ESPACIO PARA HACER TEATRO

Hoy conocemos disciplinas que manejan el espacio, lo modifican, lo proponen, lo inventan, lo crean y recrean, es decir, hay artistas del espacio. Los dos fundamentales sin duda son los escultores y los arquitectos.

Los escultores llevan a cabo una composición espacial que constituye un límite a la posibilidad de aprehensión, el observador no puede entrar en una escultura, la materia ha tomado forma y nosotros la admiramos, contemplamos, rodeamos. El escultor es un artista que le pone un límite a nuestra experiencia espacial.

Los arquitectos en cambio resolverá complejos espaciales transitables, no se queda en la fachada, su problema reside en generar entidades espaciales complejas y penetrables.

Si hablamos de Teatro, surge otra figura inesperada, el escenógrafo, una especie de mago que hace la mezcla de las dos situaciones, un espacio impenetrable (escultura) para el espectador, y además un espacio útil y acotado (arquitectura) para el actor.


En la antigüedad el escenógrafo en muchos casos era el pintor de un gigantesco lienzo, el último plano de la escena. En el siglo XX, se plantea la transformación total de la cuestión escénica. Ese replanteo hace que los primeros 30 años sean riquísimos en reformulaciones arquitectónicas. Por ejemplo en la Bauhaus se desarrolla un espacio teatral rodeado y con equipamiento técnico suficiente para plantear otros usos contemporáneos como la proyección, iluminación, etc. Con este planteamiento, el actor se da cuenta que puede crear espacio por si mismo, no haría falta mas que unas luces bien puestas, una coreografía y solo el actor. El escenógrafo astuto decide entonces despojar a la escenografía del exceso de carga histórica, de los dorados, molduras y dibujos, momento en el que empieza a parecer arquitectura.

Cogidos de la mano actor y escenógrafo, preparados a lanzarse al espacio y alcanzar límites insospechados, se topan con la figura de arquitecto, el cual ha heredado el teatro a la italiana, platea, telón, y al otro lado misterio, la caja escénica ¿Esto debe de seguir siendo asi?


Haría falta redefinir el edificio teatral y dotarlo de una nueva escala. Lo dicen los actores, hay que construir con previsión de futuro, este espacio escénico debe de ser tan flexible como para poder soportar las propuestas teatrales actuales y las que puedan venir en un futuro. El arquitecto debe de asumir que su edificio será en la mayoría de los casos un contenedor en el que cada “actor” tiene que cumplir con su papel, si él no cumple entonces será el escenógrafo el que lo haga.

Cuando todas las luces se apaguen y la caja escénica se ponga en funcionamiento, el Actor construirá el espacio.


Por si a alguien le puede interesar el texto original se encuentra en la siguiente dirección
"LA MODESTIA Y EL TIEMPO EN LA ARQUITECTURA"

<<...es el primero. Cando se acerca el fin de la noche, el desafinado rompe el silencio. El desafinado, que jamás se cansa, despierta a los maestros cantores. Y antes de la primera luz, todos los pájaros del mundo inician su serenata, volando sobre las flores que se les parecen... ¿los pájaros anuncian la mañana? ¿O cantando la hacen?...>>

Eduardo Galeano "la fundación de lo dias"

En primer lugar, me gustaría pedir disculpas tanto a la profesora como a mis compañeros por mi retraso al participar en este blog, confundí la fecha límite para escribir en él (pensaba que el límite estaba en el dia 30 de junio y no el 20) y por ello tardé en aceptar la invitación y he tardado tanto en escribir en él.

No hace mucho, leyendo uno de los libros de Eduardo Galeano, me encontré con este curioso artículo, y con esa frase que me llamó la atención:

...¿los pájaros anuncian la mañana? ¿O cantando la hacen?...

Esto me hizo pensar por un momento, realmente ¿la gente vive las arquitecturas que hacemos? ¿o realmente viviéndolas las "hacen"?, ¿hasta que punto podemos decidir en las vidas de la gente? ¿que derecho tenemos a imponer nuestro criterio sobre el escenario en el que van a vivir?

Es decir, en esta escuela, y en general, toda la arquitectura actual, se piensa y se proyecta como "obras de arte", elementos acabados y, en según que casos o cual sea su utilidad: útiles, hermonos, divertidos, imponentes, sutiles,..., pero en definitiva, como elementos acabados en sí mismos, no abiertos a la modificación, al cambio, a la manipulación de la gente...

Estamos cansados de ver en revistas de arquitectura de vanguardia (por no mencionar los proyectos de la escuela) imagenes muy bonitas de edificios vacíos, sin gente, sin vida en su interior, o en todo caso con pequeñas sombras de gente difuminadas entre transparencias para evitar que la imagen de las personas tape nuestra Obra. Hoy en dia, que la tendencia en la arquitectura está orientada a un minimalismo expresivo (formas sencillas, carencia ornamental, mínimos elementos, estructuras vistas...), nos creemos en el derecho a decidir sobre las personas, a limitar su actuación sobre nuestra obra, a deirles "esto es bonito, asique tómalo o vete pero no lo cambies". Chocante me resultó un comentaro de uno de los conferenciantes cuando afirmó "vi lo que estaba pasando en mi edificio al entrar la gente a vivir en él, asique decidí no volver a visitarlo, prefería no ver esas cosas..."

Pero, por qué los arquitectos carecemos de la modestia suficiente como para prestar nuestras obras, nuestro talento, al público. Es decir, porqué aun hoy nos consideramos capaces de realizar un edificio nosotros solos. En mi opinión, el arquitecto contemporáneo debe de dejar de considerarse a sí mismo como un maestro de la construcción, un artista cláscio para abrirse al resto de personas, pasar a ser un coordinador (cualificado), un técnico cuya misión sea la de interpretar y unificar criterios de diferentes disciplinas y sectores de población (muy interesante me resultó en este aspecto la conferencia de José María Romero, que en ningún momento expuso una de sus obras acabadas, si no simplemente nos habló de su forma de trabajo, con un régimen abierto interdisciplinar, donde un gran número de personas trabajan en conjunto para finalmente realizar una primera idea de proyecto, que posteriormente se libera en la callle para que sea modificada y transformada por el propio ciudadano de la zona a tratar; y en donde las relaciones interpersonales cobran tanta importancia [solo recordar el cuadro de personas que intervinieron en el proyecto, y sus relaciones entre sí] como el propio resultado del proyecto en sí mismo). Si tenemos que vernos reflejados en algún tipo de artistas (para saciar nuestro espíritu de grandeza), olvidémonos de una vez de pintores y escultores de obras de arte. Busquemos nuestra imagen en movimientos contemporáneos como los artistas del Land-art, el teatro alternativo o los artistas audiovisuales actuales, que han dado el salto de la creación de obras eternas para su contemplación a la creación de sensacioes, espacios o imágenes que interrelacionen con el espectador y le hacen participar de la propia obra, asumiendo el artista en todo momento su carácter efímero y moldeable.

En este sentido, me gustaría tambien hacer un breve comentario a uno de los escritos de un compañero, que hablaba del tiempo en la arquitectura. Estoy totalmente de acuerdo con él en su afimación de que el tiempo es un factor decisivo en la arquitectura, todo cambia, evoluciona, e incluso muere (a veces hay que asumir la murte de nuestras propias creaciones,cuando llegue su momento); de hecho hoy en día muchas arquitecturas se realizan pensando en el transcurrir del tiempo, en como sus fachadas se degradarán con los años, sus espacios cambiarán con las estaciones... Ya no solo la luz, el espacio, el vacio y lo material son nuestras erramientoas de trabajo, el tiempo ha pasado a ser también un factor de nuestros proyectos. Pero yo me atreverá a ir más lejos: las personas, como elemento temporal y en continuo movimiento, son más importante dentro de todo este sistema de trabajo, y por desgracia un factor olvidado. No vemos muchos sistemas dde viviendas en régimen de autoconstrucción, no nos encontramos con espacios públicos vacíos en los cuales al ciudadano se le faciliten los elementos necesarios para poder llenarlo de actividad, no nos encontramos espacios sin nombre ni finalidad en los proyectos, abiertos a la libertad de la gente... Cada día vemos expresiones de la ciudad, de la vida, y nos negamos a asumirlas en nuestra obra: a diario vemos niños jugando al fútbol en medio de una calle sin porterías ni líneas en el suelo, los artistas del graffiti llenan nuestras calles con murales inacabados, vemos personas mayores invadendo las aceras para sentarse a tomar el sol, o vendedores callejeros por las esquinas de nuetsras calles y plazas... Creo que ya ha llegado el momento de abrirnos a estas actuaciones, a dejar de dibujar planos llenos de mobiliario y hacer renders llenos de nada; para dibujar espacios vacios llenos de personas, de relaciones entre ellos, de gente realizando actividades, de horarios superpuestos, de movimientos y flujos...,y sobre todo ha llegado la hora de crear arquitectura que responda a esa gente, que dialogue con ellos, que se abra al mundo y salga de sí misma, que se deje tratar y transformar...

Personalmente, creoque la obra que más me ha conmovido dentro del ciclo de conferencias que ha supuesto esta asignatura (y tengo que decir que hemos visto construcciones y proyectos realmente magníficos, y conferenciantes de gran calidad) fue posiblemente la más modeesta de todas, una leve actuación en un rio, en la que el arquitecto simplement se limitó a "dejar caer" cuatro vigas metálicas en el curso de un pequeño arroyo, cuyo único fin era el facilitar a laspersona elacceder a una pequeña isleta llena de vegetación en el centro del rio (también decir que la forma de contarlo por parte del arquitecto, explicando como un niño del lugar le enseñó el arroyo y aquellugar mágico para él, hizo que tod ocobrara sentido). Algo tan sencillo, un gesto sin grandeza ni pretensión, guiado por un niño, puede devolver la magia a un lugar, y sobre todo permite que las peronas cambien ese lugar, lo utilice, lo contemplen de otra forma, con otros ojos.

Porque de una cosa sí que estoy seguro, las personas no viven la ciudad, no crean actividad sobre los edificios, las personas crean los edificios, crean la ciudad con sus vidas.

Rubén Maldonado

Me parece interesante recuperar el debate abierto por un compañero hace ya tiempo, el día de la presentación de la asignatura, y que he recordado leyendo un articulo publicado en ELSEMANAL de El País, “MI CASA ES UNA OBRA DE ARTE” (30/07/2006), e intentar comprender en parte la falta de entendimiento entre arquitecto y usuario. A través del texto se vuelcan opiniones de ambas partes, en edificios como la torre Agbar, el edificio mirador en San Chinarro, o la Villa Bio entre otros, y un cuestionario final a un arquitecto que deja entrever esa incomprensión latente en sus preguntas. ¿Cómo puede ser que en un edificio como el de San Chinarro haya sido modificado posteriormente en un alto porcentaje, después de que las oficinas de VPO municipales tuvieran que costear los gastos finales que encarecieron la obra? ¿Qué necesidad existe en encarecer los procesos, de proyecto por un lado, y de apropiación de las viviendas por otro? Los arquitectos aclaran que en un sorteo publico donde aparecen hasta 15 tipologías distintas como este, es normal que existan estos cambios.

No es mi papel juzgar las decisiones que hayan llevado a esta situación, pero insisto: este encarecimiento por ambas partes es innecesario si desde un principio priman la voluntad de dialogo y la comprensión hacia los modos de vivir. Me parece importante la integridad del concepto en cualquier proceso creativo, y ese compromiso que conlleva conciencia y respeto hacia la obra por parte del individuo que forme parte de ella. Estas distorsiones evidencian él vació entre los que participan en este proceso, y desde un punto de vista coherente e incluso egoísta, debe aparecer en el comienzo la responsabilidad con todo lo que la obra conlleva. En el momento que se coge un lápiz debe aparecer esta aspiración.

Como dice Julio Cano Lasso en “mi visión de la arquitectura”: la arquitectura, ademas de ser un arte, son un servicio de gran importancia social. La obra de arquitectura no puede ser conducida por valores objetivos intocables hasta el final, como ocurre con otras artes.
Las tres casas que más trascienden en la escuela, son a mi parecer, la villa saboye, la casa de la cascada y la casa farnsworth, son tres casas que no han permanecido habitadas por su inadaptación a los usuarios. Debemos plantearnos hasta que punto nos interesa hacer una arquitectura que solo comprendemos nosotros, y si queremos que perduren esas opiniones que se escuchan por la calle. Cuando dejemos de hacernos los incomprendidos y de inventarnos algún que otro palabro, para acércanos a la realidad, la gente asociara la arquitectura “buena” con arquitectura de “calidad”, nos quitaremos la coraza y podremos tener conversaciones con nuestras abuelas sobre nuestras inquietudes arquitectónicas.


DESDE "SILENCIOS ELOCUENTES"


Precisión, emoción.


En la arquitectura es necesaria la primera para que la segunda fluya. La emoción es algo tan sutil, tan leve, tan bello que sólo mediante precisos mecanismos y estrategias podemos atraparla, conseguirla, provocarla.
Y pienso en el silencio de la arquitectura de Mies. Como dice Carlos Martí, es un silencio transitivo, transparente, que nace de la búsqueda de lo esencial, de la economía espiritual, y que refleja claramente su búsqueda del espacio universal.


¿Cómo saber si Mies logra algo en esa búsqueda?
La arquitectura, como escenario de nuestras vidas y de cada una de las facetas de éstas, ha de ser capaz de desaparecer, de asumir su silencio como algo que construye las vidas que contiene, que las permite y las acompaña de manera callada, que las pone en relieve. Como el cine de Ozu, sirve de receptáculo de emociones...lugar que te permite ser gracias al silencio.


La experiencia de la arquitectura es vital para entenderla. Visité el pabellón de Mies hace unos años. Y recuerdo perfectamente cómo me sentí allí. Cierto que me embargó la emoción de estudiante de arquitectura que visita casi un templo... Pero cierto también que, después esa emoción inicial, me quedé allí unas dos horas. Y experimenté esa magia del vacío.
Te reconoces en el espacio libre de todo artificio, te encuentras con el "yo" que más te representa. La espiritualidad, la contemplación que supone su obra lo es porque en ella, libre de todo, esta el auténtico ser. Es esto lo que me hace concluir que Mies completa un poco esa búsqueda en la que se centra. Es universal porque 70 años después de ser ideado, ese espacio logra conmover.


La precisión en la arquitectura es necesaria a cada paso del proceso que sigue un proyecto. Es necesaria en la búsqueda inicial de irracionalidades y evidencias del lugar, en la selección de las ideas que regirán la estrategia de creación – conformación – composición. Lo es también en los mecanismos que den forma al proyecto y en la honestidad que hay que desarrollar para huir de contradicciones en las distancias cortas: detalles, textura, estructura.
ARQUITECTURA DEL PAISAJE

… una de las afirmaciones más repetidas en los últimos años sea la de que no es posible proyectar la ciudad anticipadamente cuando nos referimos a su condición urbana. Frente a los progresivos fenómenos de urbanización en nuestras ciudades se precisan nuevas estrategias y propuestas concretas de acción.

Ante la idea -la ciudad ya no es el objetivo de acción, sino el territorio donde nos movemos- parece instalarse una carga de renuncia y fascinación autocomplaciente por un fenómeno incontrolable, que más allá de incitarnos a abandonarla como material de proyecto, sólo nos advierte de lo fascinante y complejo del problema.

Con lo anterior, deberíamos preguntarnos por la esencia del proyecto y la pertinencia de los instrumentos con que hemos ido afrontando su definición.

La ciudad actual se enfila hacia un horizonte que va más allá de lo puramente arquitectónico: las herramientas de la arquitectura ya no son suficientes para tratar los problemas de lo urbano. Ya no nos sirve pensar la ciudad como un mecanismo cerrado proyectado desde principios científicos que se opone dialécticamente a algo que podríamos llamar no ciudad, campo o paisaje...- y precisamente en este punto cabría cuestionarse la validez de las mismas categorías de naturaleza o de ciudad.

Históricamente, lo que hemos dado por llamar no ciudad, campo o paisaje ha permanecido bajo dominio de lo urbano: a la explotación sin piedad de sus recursos se ha sumado la capacidad infinita para encajar sin resentimientos los males de la ciudad, a la vez que nos sentábamos distanciados para contemplarla con fascinación.

A partir de ahí, deberíamos dejar de pensar la naturaleza con esa imagen idílica sobre la que los modernos construyeron su ideario y tomar conciencia de una segunda naturaleza compuesta por fragmentos naturales rescatados en forma de parques naturales, extensiones agrícolas, paisajes desertificados…- una segunda naturaleza sobre la que hemos desarrollado una nueva idea de belleza que le es propia. Esto nos llevaría a plantear una relación con lo natural de igual a igual donde todo es un continuo objeto de acción. Dicha relación estaría basada en el tipo de herramientas y procesos naturales que introduciríamos en nuestra disciplina para acercarnos a ella.

……en la naturaleza encontramos configuraciones mínimas de energía capaces de expresarse a través de una mínima cantidad de material, lo que se desvincularía bruscamente de la apariencia maquínica y tecnológica del objeto.

……los sistemas vivos trabajan a través de la geometría (ponemos por caso la geometría fractal ), lo que nos llevaría a generar modelos espaciales en la definición del entorno artificial, el cual podría estar sujeto a procesos de gestión temporal, perturbaciones, decadencia e incluso muerte; todo ello proyectaría una arquitectura con fecha de caducidad, en la que los objetos, tal y como ocurre en la naturaleza, no tienen un solo estado final.

……la formulación de esa nueva mirada también pasaría por practicar cambios de connotaciones en relación a lo auténtico frente a lo falso. Lo completamente artificial, el carácter ornamental y la falsedad ya no son condiciones negativas, sino que tienen el valor de poseer las cualidades de los materiales que emulan; dicho de otro modo, dejaríamos de emular las condiciones visuales de la naturaleza para centrarnos en emular sólo su efecto.

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La aplicación de éstas y otras herramientas nos llevarían finalmente a la definición de un nuevo territorio; quizás un lugar a mitad de camino entre la técnica y la cultura.

jueves, 21 de junio de 2007

Hace ya aproximadamente un mes que nos despedimos de la exposición "Una caja de resonancia", de la mano del arquitecto cántabro Juan Navarro Baldeweg. Personalmente tuve la suerte de formar parte activa de esta exposición lo que me ha permitido recrearme en ella durante las jornadas de "trabajo" en las que actuamos de "interpretes" de estas obras que hablan por si mismas.

Observar la excelente mano de Juan Navarro es un privilegio del que espero hayamos podido disfrutar todos, pues es de agradecer la sencillez con la que este arquitecto ha conseguido jugar con algo tan fuerte y tan inamovible como la gravedad. Piezas pesadas que parecen flotar haciendonos conscientes de que algo no funciona, que la fisica que conocemos no funciona...dando cuerpo y materia a lo que hasta ese momento no existia, que la gravedad es algo distinto a lo que hasta ahora nos tenía aconstumbrados.
Tanto las piezas expuestas como la conferencia con las que nos deleito el artista en el colegio de arquitectos, focalizan nuestras miradas hacia el espacio que nos rodea, del que somos participes sin necesidad de artificios ni grandes "gestos de arquitectos".

Citando a uno de los comisarios de la exposición, "Al recorrer la exposición ,los horizontes marcados por la gravedad de cada objeto se multiplican y entrelazan generando espacios de horizontes verticales soportados por la luz..."




Mª Angustias Sánchez Rodas
Acerca de algunas cuestiones que se comentaron en la conferencia de José María Romero y basándome en sus opiniones, la arquitectura de precisión que he decidido exponer es la Mediateca de Sendai de Toyo Ito.
“No tiene el mismo talante que los edificios encerrados en sí mismos.tanto en lo referente a hard como al soft, el proceso según el cual se van determinando las cosas es muy diferente de cómo había sido hasta ahora”. Toyo ito
“En la elaboración tanto de la estructura física como del contenido ha participado un número increíble de personas y ha sido objeto de numerosas discusiones. Este proceso contrasta con el convencional que se sigue en el caso de los edificios públicos de Japón en que se evitan al máximo las discusiones, se decide todo sin exponer nada al público, y termina la obra a una enorme velocidad” . Toyo Ito
La Mediateca no se puede entender separada de la idea de lo público, entendiendo esta idea como un colectivo autónomo.
El proceso de creación agrupa cuatro programas diferentes: la Galería para los ciudadanos de Sendai, la Biblioteca Municipal del Distrito Aoba, el Centro Municipal de Material Audiovisual, y un centro de servicios para discapacitados audiovisuales.
El ayuntamiento decide hacer un edificio no convencional. Se invita a los ciudadanos a dar sus opiniones sobre la idea.
Se decide un arquitecto y se fijan unas conclusiones para el proceso y el proyecto: multifuncionalidad, arte, información/media, administración, urbanismo y concurso de ideas.
Se elige un jurado para el concurso con unos criterios para que el edificio fuera un prototipo de equipamiento público para la era de la información
El edifico se define como “una instalación ciudadana que no se limita sólo a los servicios convencionales, sino que tiene como objeto impulsar la formación continuada y el arte/cultura acordes con una nueva era que apoya las actividades participativas así como de la propia expresión”. Toyo Ito
Durante la redacción del proyecto se recogen opiniones de los ciudadanos que son tenidas en cuenta en el proyecto.
Lo realmente interesante de este proyecto es que se lleva a cabo un proceso casi autogestionado por una colectividad de especialistas diseñadores y funcionarios, lo que produce una obra realmente creada por la creatividad social y que va a acoger acontecimientos colectivos.
Marta Hervías Gallardo.

Trasladándome a través de Le Corbusier

A propósito de la última conferencia en la que se dijo que viajar es “trasladarse en uno mismo” recordé uno de los viajes que hizo Le Corbusier a Oriente y que tanto influyó en su obra.

Durante el año 1911 Le Corbusier acometió un gran viaje de 6 meses, viaje de carácter formador, lleno de esa curiosidad innata que el poseía y que lo llevó por los Balcanes, Grecia y Turquía para regresar a través de Italia a su Suiza natal.

En dicho viaje fue tomando notas y relatando experiencias, plasmadas en unos escritos que no verían la luz hasta 1965 en el que se publica un libro llamado “Viaje a oriente”

En este libro, Le Corbusier relata cientos de experiencias, comentarios, dibujos… que fueron en cierto modo inspiradores de obras posteriores y que a simple vista no se encuentra relación… las ideas no salen de la nada.

Por ejemplo, una de las fotos tomadas durante este viaje, jamás comentada por el arquitecto nos da una clarificadora visión de lo que sería el módulo tridimensional de la unidad de habitación.

Se observa su similitud tanto formal como funcional: doble planta, terraza sobre el habitáculo inferior, cocina (hogar) centran, formas rectangulares simples.

Otra referencia es la del Partenón, obra que Le Corbusier exaltó y cuyas correcciones utilizó también en la ejecución de las unidades de habitación, en lo referente a sus “pilotis” de apoyo del conjunto.

Importante es tambien su cita del libro “Viaje a oriente” del monasterio cartujo de Ema, citando tectualmente: “Cada casa tiene de este modo su propio patio, y la intimidad es tan perfecta como en esos jardines de los frailes de la cartuja de Ema”.

La cartuja es el organismo arquitectónico que mejor respuesta da al problema de la vida comunitaria, austera, del fraile. Por ello Le Corbusier pretende extrapolar es perfecta organización y su pulcra funcionalidad a la unidad de habitación. Reflejo de una admiración (siempre presente en su obra ) por la racionalidad y el orden que imperan en este tipo de comunidades autárquicas.

Cartuja de Cazalla

La admiración de Le Corbusier por los insectos y sobre todo por los himenópteros (insectos sociales como hormigas y abejas) era manifiesta. Si observamos una colmena apícola no nos podríamos sustraer a la tentación de establecer un paralelismo entre esta y la unidad de habitación, tanto desde un punto de vista formal como funcional. Es lo que denominaremos la metáfora de la colmena.

Ya en su libro “Viaje a oriente” aparece en una foto una colmena de las que también se estilaban en centroeuropa. La colmena consistía en unas plataformas fijas a base de pilares verticales y bandejas horizontales sobre las que se colocaban las colmenas formando varios pisos.

A diferencia de los rascacielos americanos de la Escuela de Chicago, Le Corbusier propone una diferencia entre la estructura o plataforma sustentante y la vivienda que eventualmente se va a construir, “insertar” en ella. ¿Es la unidad de habitación una extrapolación inmensa de una colmena?.

Otro aspecto que merece la pena destacar es el modo en el que la colmena se sustenta: unos pilares de madera la elevan sobre el matorral aislándola de lo que en el suelo sucede... ¿Acaso los “piloti” de Le Corbusier ?.

Durante el ejercicio de su profesión, Le Corbusier concibió unos bloques de viviendas abiertas a una especie de patios-balcones individuales. El efecto de estos bloques era muy similar al de las celdillas de un panal pero rectangulares en vez de hexagonales.

Tampoco falta la justificación natural, higiénica (ecológica?), para esta tipología. Los alvéolos, dijo Le Corbusier, son “una toma de aire: el inmueble respira”

En la siguientes figuras podemos apreciar, quizá con más claridad, la similitud entre el sistema botella-botellero, y la colmena (de un grabado de la época):

Está clara la semejanza formal que llevo a inspirar al arquitecto, pero... ¿y la similitud funcional?.

Para Le Corbusier la colmena constituye un ente perfecto, aislado y en equilibrio, basado en reglas perfectas, que nadie transgrede. Como en la división tayloriana del trabajo: obreras, reinas, zánganos...

No obstante la fascinación que las abejas le producían, Le Corbusier no promulga una división de castas, sino esa perfección armónica del conjunto, lo que se plasmaría en las dotaciones, servicios y posibilidades que la unidad de habitación propone como elemento autárquico, como edificio-máquina; como el mismo dijo: “constituir una comunidad cuya gestión aportará aquí también la libertad por el orden (...). El piso bajo de los inmuebles es una vasta fábrica de explotación doméstica: avituallamiento, restaurantes, servicio doméstico, lavandería...”

¿Tuvo Le Corbusier algún precedente a su idea?

¿Se inspiró en alguna estructura preexistente?

Para Le Corbusier, lo mismo que para la vanguardia de su época en general, el concepto de hábitat moderno, cualesquiera que fuesen las dimensiones o materiales del mismo, estaba íntimamente ligado a la convicción del advenimiento del “hombre nuevo“.

Es esta fe milenarista en la transformación inminente del género humano lo que explica su interés por la dom-kommuna soviética , que había descubierto en los años veinte a través de la obra de Ginzburg y Milinis .Esta revelación, junto con la de la tipología puesta a punto por el grupo de investigación del Stroikom de Ginzburg, dio una dirección totalmente nueva a sus ideas en torno a la vivienda de masas, porque de repente tomó conciencia de la insuficiencia, en adelante comprobada, del apilamiento de unidades habitación funcionales para clases medias en edificios neo-haussmannianos, a pesar de su poessis purista y de la precisión de su ensamblaje. El verdadero desafío lo veía ahora en el desarrollo de lo que los soviéticos llamaban el “nuevo condensador social”, concebido como la actualización radical de una larga trayectoria que hunde sus raíces en el monasterio , pasa por el palacio barroco y culmina en la visión del falansterio de Fourier, más tarde retomada por su discípulo Víctor Considérant bajo la forma de una especie de transatlántico abandonado.

El paquebote (Del inglés «pack-boat», barco correo —de paquetes—Embarcación que hace servicio de pasajeros o de correspondencia entre dos puertos) con su cuidado diseño interior, fascino a Le Corbusier.

El paquebotes y su evolución el trasatlántico constituía la máxima expresión de la industria naviera. Concebidos como pequeñas ciudades autónomas que como tal tenían que funcionar en medio del océano, estaban formados por una superestructura de varios pisos, en los que se localizan, abajo de la cubierta principal, las máquinas y las bodegas y en los superiores, que están sobre esa cubierta, los camarotes, los salones de recreo y baile, las piscinas, etcétera, dejando una cubierta al aire libre con varias piscinas, canchas de tenis y otros juegos.

TITANIC

TITANIC

BRITANIA

BRITANIA




AQUITANIA

TEUTONIC





Algunos ejemplos de transatlántico emblemáticos

En plena época mecanicista, con la fe puesta en la capacidad del progreso técnico para facilitar las comodidades inherentes a la vida moderna, el transatlántico es el prototipo ideal de organismo colectivo, como plasmaría Le Corbusier en un plano que realizó en su estudio, y que se muestra en la siguiente figura.

Sus dimensiones, unos 240m de eslora y 25m de manga, su cuerpo central formado por camarotes y salones, relacionados a través de corredores y escaleras, y conviviendo en un solo volumen; el adecuado diseño racional del mobiliario integrado en el camarote; la liberación dl plano superior de la cubierta destinada al esparcimiento y el deporte y el ocio al aire libre... ¿no nos aproximan a lo que sería la unidad de habitación?

No olvidemos tampoco su Asile Flottant de lÀrmée du Salut, proyecto de 1929 consistente en una barcaza que en invierno servía de refugio a vagabundos y prostitutas y en verano d esparcimiento para los niños de París.

El pabellón Suizo fue el primer proyecto importante donde Le Corbusier pudo experimentar estas cuestiones. A pesar de su carácter tan solo parcialmente residencial, es un edificio clave en el proceso de gestación de la unidad de habitación y constituyó un auténtico banco de pruebas de algunas cuestiones y soluciones claves, y posteriormente confirmadas en el proyecto de la “unité”: acceso mediante corredores longitudinales a piezas dispuestas de modo transversal; planta baja libre (continuidad del terreno bajo el edificio); exaltación formal de los “pilotis”; edificio entendido como un volumen compacto que desafía la gravedad.


Entrada realizada por Pablo Gomez Gonzalez:
APRENDIENDO DE FÉLIX CANDELA














Sin duda, y, como he podido leer en el blog, coincidiendo con muchos de mis compañeros, para mi la conferencia mas interesante de este curso ha sido la correspondiente a la lección inaugural, que nos contaba Juan Ignacio del Cueto sobre la “arquitectura en el exilio” y mas concretamente la obra de Félix Candela.

En primer lugar, porque me encantó como introducción a la asignatura, ya que me parece que la arquitectura ese día explicada se adapta excelentemente a la definición de lo que yo puedo entender como “arquitectura de precisión”.

Y en segundo, porque para mi, Félix Candela fue ciertamente un agradable descubrimiento. Porque aunque conocía algunos de sus edificios, ni siquiera podía imaginar hasta que punto era inmensa e interesante su obra.

Pienso que los aspectos tratados durante la conferencia dan para hablar sobre varios y diversos temas; pero sobre todo hay dos aspectos que a mí a día de hoy me llaman la atención sobre el resto y me incitan a reflexionar:

El primero, la figura del propio Candela, que además de por otras muchas cosas, como su sencillez y modestia, destacó por haber sabido recobrar la tradicional actitud del arquitecto “maestro de obra”, lo que le permitió saber desgranar y controlar todos los aspectos y elementos participativos en las obras que llevaba acabo. Este me parece debe ser un punto fundamental en el arquitecto de hoy, su relación con su propia obra. Respecto a este punto cabe destacar la definición de lo arquitectónico que realiza Kenneth Frampton: “Hay que recordar que la palabra ´arquitecto´ deriva del término ´architekton´ que en griego significa constructor jefe. Es así como el término arquitectónico se refiere no solo a la técnica de apoyo del edificio, sino a la mítica realidad de este logro estructural, o sea que lo arquitectónico exhibe el modo como el artífice entra en contacto con la naturaleza, no sólo en términos de gravedad, sino también en lo que se refiere a su durabilidad frente a los estragos del clima y el tiempo.”

La obra de Félix Candela debe entenderse como una actividad de creación constante en la que la imaginación se nutre de la propia acción constructiva. Es ese “trabajo a pie de obra” lo que provoca el propio aprendizaje en el ensayo del arquitecto.

Por otra parte, en segundo lugar,(y evidentemente en muy estrecha relación con el primer punto), esta la concepción que tiene Candela de la obra como un TOTAL. En su arquitectura no existen partes separadas de un proyecto, la materia no se adapta a un diseño sino que lo fuerza y determina en su propia realidad constructiva. La construcción es en este caso el medio y la medida de cada obra, y el principal móvil imaginario de cada proceso generador. Es una arquitectura de determinación de la forma; de determinación del espacio a través de la propia forma. No se trata de una arquitectura de representación, sino de una respuesta directa a las exigencias de la vida.

Precisamente sobre este aspecto llevado a la enseñanza actual surge mi segundo punto sobre el que reflexionar. Y es que en esta escuela en la que estudiamos, como en la mayoría de las escuelas españolas según tengo entendido, existe una clara separación entre las distintas materias que componen la arquitectura. La concepción de Félix Candela de la obra Total es claramente mucho mas útil, sugerente e incluso diría necesaria. La unión de estas distintas materias en un único todo desde el primer momento en que entramos a profundizar en este mundo de la arquitectura; y por tanto el concebir nuestros proyectos desde un principio como un ente en el que idea, estructura, instalaciones, etc. son una única cosa indivisible, es algo que se me antoja cuando menos apetecible. Candela es el claro ejemplo de ello…

Como una bicicleta atada al cielo


Trazando caminos con fines o sin ellos, pero siempre con una partida, un principio, un origen...un lugar, con aspiración a lo indefinido, a un estado de liberación sensorial que alcanzamos con las limitaciones de lo real al hacerlos tangibles. ¿Cuándo se es libre?... ¿Cuando soñamos o cuando los límites nos ayudan a alcanzar lo que deseamos?


La arquitectura es la concepción de esos lugares para provocar sensaciones que provienen de la parte más interna del proyectista, la más libre y sentimental, las cuales se ven limitadas por las leyes de la naturaleza, el miedo al fracaso, el qué dirán, la normativa.....

Cuando dichas limitaciones forman parte del proceso creativo se hace posible materializar esas sensaciones que encierran los espacios que culminan en la obra creativa.

miércoles, 20 de junio de 2007

El tiempo en Arquitectura:

Leyendo el artículo de “Miscelánea de prejuicios propios y opiniones ajenas, acerca del Mundo, el Demonio y la Arquitectura” llama mi atención la forma en que Agustín de Hipona describe el concepto tiempo: “los tiempos son tres: el presente de las cosas pasadas, el presente de las cosas presentes y el presente de las cosas futuras”, es decir, define el tiempo precisamente con el menos exacto de sus estados, el más indeterminado, el más complejo, el más abstracto; el presente.
El presente es una sutil línea que “separa” el pasado del futuro, un acto dinámico en el que es casi imposible discernir un origen y un final, pero al mismo tiempo también puede ser, según Walter Benjamín la franja “donde el tiempo responde y ha llegado a pararse”. A pesar de lo incierto del tiempo, por definirse a partir del presente y por su enorme poder de abstracción, éste es, en muchos casos, el sistema de referencia que nos permite medir, valorar, analizar y discutir íntegramente los acontecimientos del mundo que nos rodea.


¿Cómo debe posicionarse la Arquitectura frente al factor tiempo?

Decía Alejandro de la Sota que “hablar de arquitectura moderna es tema que no nos gusta; preferimos hacerlo de arquitectura buena y arquitectura mala y, en cualquiera de éstas entendemos que entra, y no puede prescindirse de él, el factor tiempo. He aquí un punto interesante: el tiempo entra a formar parte, y de manera importantísima, en lo bueno y en lo malo, y de forma tal que puede llegar a invertir estos términos: malo en bueno y bueno en malo”.
La modernidad en arquitectura es un concepto que se “tambalea” sobre la “sutil línea” que nos proporciona el presente, es un valor que se le aplica a una obra de arquitectura, y que, como una mala pintura, rápidamente se desprende de ésta dejándola a la intemperie y enseñando lo que la obra tiene de sincera y verdadera, “desarraigándose” de las características que imperaban en el momento de su creación, de su contemporaneidad, y recuperando su valor efectivo.
No podemos, o no debemos proyectar la arquitectura como un proceso aislado en el tiempo e inherente a uno de los estados de éste, es decir, no podemos proyectar desde el presente “mirando” exclusivamente hacia el pasado, o hacia el futuro, o, incluso, hacia el propio presente, sino, más bien, habría que proyectar basándonos en un “presente que acumule en sí todo cuanto haya ocurrido, y todo cuanto pudiera haber ocurrido, y todo cuanto no fuera posible que ocurriera”.
La arquitectura contemporánea, por lo tanto, no debe consistir en proyectar “levitando sobre nuestro alrededor”, sin que nada nos afecte, sino, más bien, proyectar dejándose “empapar” y absorbiendo todas las enseñanzas que se desprenden de los factores contemporáneos (sociales, económicos, culturales, etc.), y no sólo de éstos, sino también de las etapas anteriores a modo de sustratos ideológicos en los que basarnos y desde los que avanzar, y de las futuras como una motivación más que incentiva el progreso.
Mirar el presente, y desde éste, el pasado y el futuro, y siempre adoptar una actitud crítica que nos permita “tamizar” los elementos que nos permitan hacer una arquitectura de precisión, una arquitectura que responda a las necesidades reales de nuestra sociedad, una arquitectura que no consista solamente en construir, sino en dar respuesta a las actividades humanas de la forma más sincera y natural posible.
El tiempo en Arquitectura:

Leyendo el artículo de “Miscelánea de prejuicios propios y opiniones ajenas, acerca del Mundo, el Demonio y la Arquitectura” llama mi atención la forma en que Agustín de Hipona describe el concepto tiempo: “los tiempos son tres: el presente de las cosas pasadas, el presente de las cosas presentes y el presente de las cosas futuras”, es decir, define el tiempo precisamente con el menos exacto de sus estados, el más indeterminado, el más complejo, el más abstracto; el presente.
El presente es una sutil línea que “separa” el pasado del futuro, un acto dinámico en el que es casi imposible discernir un origen y un final, pero al mismo tiempo también puede ser, según Walter Benjamín la franja “donde el tiempo responde y ha llegado a pararse”. A pesar de lo incierto del tiempo, por definirse a partir del presente y por su enorme poder de abstracción, éste es, en muchos casos, el sistema de referencia que nos permite medir, valorar, analizar y discutir íntegramente los acontecimientos del mundo que nos rodea.


¿Cómo debe posicionarse la Arquitectura frente al factor tiempo?

Decía Alejandro de la Sota que “hablar de arquitectura moderna es tema que no nos gusta; preferimos hacerlo de arquitectura buena y arquitectura mala y, en cualquiera de éstas entendemos que entra, y no puede prescindirse de él, el factor tiempo. He aquí un punto interesante: el tiempo entra a formar parte, y de manera importantísima, en lo bueno y en lo malo, y de forma tal que puede llegar a invertir estos términos: malo en bueno y bueno en malo”.
La modernidad en arquitectura es un concepto que se “tambalea” sobre la “sutil línea” que nos proporciona el presente, es un valor que se le aplica a una obra de arquitectura, y que, como una mala pintura, rápidamente se desprende de ésta dejándola a la intemperie y enseñando lo que la obra tiene de sincera y verdadera, “desarraigándose” de las características que imperaban en el momento de su creación, de su contemporaneidad, y recuperando su valor efectivo.
No podemos, o no debemos proyectar la arquitectura como un proceso aislado en el tiempo e inherente a uno de los estados de éste, es decir, no podemos proyectar desde el presente “mirando” exclusivamente hacia el pasado, o hacia el futuro, o, incluso, hacia el propio presente, sino, más bien, habría que proyectar basándonos en un “presente que acumule en sí todo cuanto haya ocurrido, y todo cuanto pudiera haber ocurrido, y todo cuanto no fuera posible que ocurriera”.
La arquitectura contemporánea, por lo tanto, no debe consistir en proyectar “levitando sobre nuestro alrededor”, sin que nada nos afecte, sino, más bien, proyectar dejándose “empapar” y absorbiendo todas las enseñanzas que se desprenden de los factores contemporáneos (sociales, económicos, culturales, etc.), y no sólo de éstos, sino también de las etapas anteriores a modo de sustratos ideológicos en los que basarnos y desde los que avanzar, y de las futuras como una motivación más que incentiva el progreso.
Mirar el presente, y desde éste, el pasado y el futuro, y siempre adoptar una actitud crítica que nos permita “tamizar” los elementos que nos permitan hacer una arquitectura de precisión, una arquitectura que responda a las necesidades reales de nuestra sociedad, una arquitectura que no consista solamente en construir, sino en dar respuesta a las actividades humanas de la forma más sincera y natural posible.
Arquitectura de precisión?

Precisión:
2. f. Determinación, exactitud, puntualidad, concisión.
3. f. Concisión y exactitud rigurosa en el lenguaje, estilo, etc.
Cuando hablamos de precisión, en arquitectura, resulta un término ambiguo, subjetivo, quizás. Ya que la arquitectura y el modo en el que esta se materializa y la percibimos son factores totalmente subjetivos para cada individuo. Por tanto a que factores debemos atender en términos de arquitectura de precisión? Arquitectura precisa en su funcionamiento, como una máquina? Arquitectura precisa en su estilo? Arquitectura precisa en la relación con su entorno? Quizas algunos de estos conceptos son excluyentes... Y hoy en día de la arquitectura que se publica, mucha, es arquitectura que deslumbra, alardes en medios técnicos y materiales pero en muchos de los casos arquitectura que se olvida de los factores más básicos, de atender a las necesidades de los usuarios de esta arquitectura.
En ocasiones la arquitectura recupera una función icónica y representativa para trasladar un mensaje de dimensión social o cultural que se disemina rápidamente por los medios de comunicación. Aparecen así imágenes arquitectónicas que operan como medio de expresión de un estado de opinión, o de una corriente ideológica, que necesitan ser visualizadas, identificadas y reconocidas. Imágenes que, consecuentemente, se ven sometidas a los esfuerzos de trascender fronteras, de internacionalizarse, pero también de banalizarse, de ser plagiadas y constantemente repetidas. Arquitectura de consumo.
Vivimos en una sociedad dedicada al consumo. El consumo implica un gasto irreflexivo y voraz; el uso innecesario y excesivo de un objeto, de una idea o de un recurso.
Sin embargo, existe otro tipo de arquitectura, que dedicada a la concepción de espacios para uso doméstico aún es capaz de conmover y expresar. Me gustó en la conferencia de josé Luis Santamaría, el modo de atender a unas aspiraciones, en principio básicas pero que raramente se tienen en cuenta o si sucede, no logran materializarse. El modo en que, por ejemplo, es atendido el principio y el fin de las edificaciones, tanto individualmente como por el conjunto formado. Porque como el dijo no es lo mismo empezar que acabar. Por tanto, resulta extraño, como en las hileras de urbanizaciones son todas iguales principio y final, el modo en que se asume y no se reclama algo tan básico como esto, algo que aun manifieste símbolos de individualidad. Y el hecho de que hoy día con técnicas constructivas más “obsoletas”,como son los muros de carga, se pueda construir arquitectura contemporánea.

La phantasia es aquella propiedad de la imaginación que consiste en la capacidad para producir imágenes, “fantasmas”, apariciones o alucinaciones, algo que no está en la realidad pero sólo a su través, la mente es capaz de construir.
¿DÓNDE RESIDE LA ORIGINALIDAD? ¿HASTA QUÉ PUNTO SE PUEDE COSIDERAR QUE SE 'COPIA' EN ARQUITECTURA?



¿A qué llamamos original? Se suele tachar de original aquellos elementos que son únicos, distintos de lo ya existente, innovadores. Sin embargo, ¿De dónde sale la originalidad? Ésta es una cuestión más compleja. La originalidad, la imaginación, la invención, son términos que describen una acción ya de por sí muy abstracta.


Imaginación, ¿partir de la abstracción o como unión de conocimientos?

Abstracción de la realidad, mediante los sentidos (vista, oído, tacto, olfato, gusto). Vista, obtenemos una imagen directa de un elemento y esa imagen la transformamos o adaptamos como idea de proyecto, ya sea de forma directa, plasmando directamente la forma del elemento (por ejemplo, al mirar un vaso de agua, uno puede crear una idea de proyecto basada en la forma); o de forma indirecta, plasmando la esencia (del mismo vaso de agua anterior, se puede crear una idea de proyecto basada en la movilidad del líquido que contiene el vaso y de como actúa la luz). La misma atribución se aplica al resto de sentidos.
Los sentidos son un estímulo, que de forma abstracta pueden crear un proyecto.

La unión de conocimientos como forma de culturizarse. Tomar referencias, es ampliar nuestros conocimientos, empaparse de las obras de otros arquitectos y de sus ideas. El trabajo de otros arquitectos, el esfuerzo, el tiempo empleado, sus conclusiones, de todo eso nos valemos, nos formamos con ese conocimiento, de alguna forma conseguimos deslizarnos a gran velocidad por ese camino andado, en su momento, paso a paso. Al aumentar nuestros conocimientos, nos hacemos más capaces de llegar a soluciones, soluciones que mejoren las ya existentes, de esta forma se innova, por lo tanto se crea.
Sin embargo, la unión de conocimientos puede suponer un direccionamiento inconsciente de nuestras ideas, aquí el verbo ‘crear’ pasa a ser el verbo ‘copiar’.


La arquitectura, es forma, función y material.

Los materiales que nos ofrece el mercado, no son solo materiales, sino también son soluciones asociadas a esos materiales. Aquí la imaginación consiste en saber manejar esas soluciones dentro de algo ya establecido, innovar.
También se pueden crear los propios materiales, como hicieron Frank Lloyd Wright y sus revestimientos de piezas prefabricadas de hormigón armado y Frank Gehry con el revestimiento de chapas titanio.


Le Corbusier y su trascendencia en la historia y en las siguientes generaciones.
La arquitectura de Le Corbusier, se ha difundido por todos los continentes, creando escuela, su arquitectura se ve reflejada en muchísimos otros arquitectos hasta el día de hoy, entre ellos, Lucio Costa, Oscar Niemeyer, Alison & Peter Smithson, Louis Kahn, Alvar Aalto, Richard Meier, Álvaro Siza, Rafael Moneo…
La historia de la arquitectura se basa en diversas corrientes, en obras que se ‘copian’ unas a otras, que evolucionan y se vuelven a ‘copiar’ unas a otras. En este caso Le Corbusier puede ser el arquitecto que más influencia ha ejercido dentro de la arquitectura, ¿es por eso que se le da el nombre de gran maestro?, ¿cuanto más se ‘copia’ una arquitectura, más reconocimiento obtiene? Al ‘copiar’ características de esa arquitectura, ¿se engrandece al autor creador o a uno mismo?
¿PRECISIÓN IRRELEVANTE?

Transmito esta vez mi preocupación por uno de los temas que se han hablado en el foro, “La arquitectura propagandística”. Para ello recurro a las palabras de referentes como Óscar Tusquets y Oriol Bohigas que expresan su impotencia ante lo que es ya una realidad.

OSCAR TUSQUETS

“Yo estoy muy agnóstico respecto a la arquitectura hoy en día. Creo que la carrera que yo empecé y para lo q se me educó prácticamente ya no tiene nada que ver con lo que hoy se puede hacer.

Yo creo q actualmente en el mundo hay 12 vedettes q van subidas en un autocar y que esas 12 vedettes pueden hacer prácticamente lo que quieran. Pueden doblar el presupuesto, triplicarlo, pueden tener goteras o no tenerlas, porque su próximo proyecto será en otro país, en la otra punta del mundo, nadie les pedirá explicaciones por lo que ha pasado con los edificios que están haciendo siempre que estos salgan en la prensa o pongan las ciudades en el mapa (como se dice del Guggenheim), etc.

Si no estás en este autocar de los 12 donde es muy difícil llegar y más difícil mantenerse, yo creo q los arquitectos cada día mandamos menos, cada día tenemos más limitaciones, existen los proyects managers que mandan más que nosotros. Nos están pidiendo hacer una labor puramente burocrática de intentar casar todas las ordenanzas q son absolutamente irreconciliables. El estar en el tablero o delante del ordenador proyectando horas y horas, que es lo que a mí me gusta y para lo q me eduqué, cada día es más irrelevante. Por eso en ese sentido la arquitectura que se está haciendo hoy en el mundo me interesa poco, muy poco.”


ORIOL BOHIGAS

“Los orígenes de la arquitectura moderna son diversos y se pueden enfocar desde puntos muy distintos pero en realidad en todos los puntos hay una preocupación, podemos decir, de servicio a los problemas reales de la humanidad: hacer la vivienda popular, hacer la ciudad vivible, hacer la ciudad higiénica, hacer la construcción económica, etc. En cambio en estos momentos la arquitectura que más se conoce y que más se publica es una arquitectura que también está al servicio, pero no de estas necesidades colectivas sino de la propaganda específica de los grandes intereses económicos del momento.”


Algunas reflexiones:

¿Realmente nuestro papel es cada vez menos irrelevante?
¿Nos enseñan y educan en la carrera a enfrentarnos a la realidad actual?
¿A que aspiramos? ¿A entrar en el autocar de los 12? ¿O valoramos todos los proyectos aun siendo de poca repercusión?
¿A caso todas las trabas burocráticas no pueden ser un motivo de tensión más dentro del proyecto que ayuden a mejorarlo?¿Realmente son irrelevantes las horas y horas de trabajo? ¿O después se nota en la obra construida (aunque la gente no nos lo valore)?
Casa Romana con figuras,1984
Juan Navarro Baldeweg
Óleo sobre lienzo





Juan Navarro Baldeweg

“…
La austeridad, el rechazo casi supersticioso del ornamento en lo moderno, según la lógica exclusiva de la máquina, ha provocado una desazón, un hambre y una ansiedad cuya causa sólo vagamente podemos identificar. Percibimos, por ejemplo, una oscilación y vaivén que inclina los estilos hacia extremos: uno orgánico, de exuberancia formal y otro en el que lo formal es sujeto al rigor más acentuado. Ambas inclinaciones son complementarias y no necesariamente excluyentes, siendo posible atender ese doble requerimiento no de un modo alternativo sino simultáneamente. En consecuencia, la propuesta consiste en segregar limpiamente los dos estratos evitando supeditar uno a otro, permitiendo una convivencia de ambos en libertad. Rigor racional e impulso ornamental crearían al unísono un tejido en el que se trenzan dos hilos de distinto color.”



En este párrafo de un artículo de Juan Navarro Baldeweg para la revista Arquitectura Viva contrapone los dos extremos de la arquitectura orgánica y la racional. ¿Se supone que por vivir en un mundo donde la tecnología y la maquinaria son el instrumento de trabajo del arquitecto debemos renunciar a las creaciones humanas del artesano?

Esta asignatura me ha ayudado a ver que detrás de un gran edificio, con sus formas estrictas y geométricamente correctas, hay una persona a la que hemos podido admirar, escuchar y entender. Detrás de las máquinas, está el hombre. Nuestras mentes son abstractas, nuestro cuerpo está lleno de curvas, nuestra mano es imprecisa. ¿Por qué tenemos ese interés en esconder nuestras imperfecciones detrás de un cubo de hormigón?
Si los hijos se parecen a los padres, ¿no debería de ser el edificio un reflejo de su creador?

Cuando comenzó la era de la industria, nació en los arquitectos un deseo de enaltecer lo tecnológico, lo moderno, lo humanamente imposible, huir de lo que les rodeaba hasta entonces. ¿Cuánto tiempo seguiremos adorando a la tecnología? ¿No llegará un momento en el que nos rebelemos contra lo que nos rodea para volver a las formas orgánicas, la naturaleza, lo manual?

Creo que Juan Navarro Baldeweg ha definido perfectamente que hemos de hallar el equilibrio entre los dos conceptos, no han de oponerse, han de abrazarse. Debemos aprovechar las maravillas que la tecnología nos ofrece para pulir ese cubo de hormigón hasta convertirlo en un ente que nos acoja y nos invite a adentrarnos en él con tanta delicadeza y naturalidad que nos haga pensar que no hay mejor lugar para asentar nuestro hogar.



Bibliografía:
Revista Arquitectura viva nº 87 (Noviembre- Diciembre 2002)


Paulina Puertas López 20 de junio de 2007