<<...es el primero. Cando se acerca el fin de la noche, el desafinado rompe el silencio. El desafinado, que jamás se cansa, despierta a los maestros cantores. Y antes de la primera luz, todos los pájaros del mundo inician su serenata, volando sobre las flores que se les parecen... ¿los pájaros anuncian la mañana? ¿O cantando la hacen?...>>
Eduardo Galeano "la fundación de lo dias"
En primer lugar, me gustaría pedir disculpas tanto a la profesora como a mis compañeros por mi retraso al participar en este blog, confundí la fecha límite para escribir en él (pensaba que el límite estaba en el dia 30 de junio y no el 20) y por ello tardé en aceptar la invitación y he tardado tanto en escribir en él.
No hace mucho, leyendo uno de los libros de Eduardo Galeano, me encontré con este curioso artículo, y con esa frase que me llamó la atención:
...¿los pájaros anuncian la mañana? ¿O cantando la hacen?...
No hace mucho, leyendo uno de los libros de Eduardo Galeano, me encontré con este curioso artículo, y con esa frase que me llamó la atención:
...¿los pájaros anuncian la mañana? ¿O cantando la hacen?...
Esto me hizo pensar por un momento, realmente ¿la gente vive las arquitecturas que hacemos? ¿o realmente viviéndolas las "hacen"?, ¿hasta que punto podemos decidir en las vidas de la gente? ¿que derecho tenemos a imponer nuestro criterio sobre el escenario en el que van a vivir?
Es decir, en esta escuela, y en general, toda la arquitectura actual, se piensa y se proyecta como "obras de arte", elementos acabados y, en según que casos o cual sea su utilidad: útiles, hermonos, divertidos, imponentes, sutiles,..., pero en definitiva, como elementos acabados en sí mismos, no abiertos a la modificación, al cambio, a la manipulación de la gente...
Estamos cansados de ver en revistas de arquitectura de vanguardia (por no mencionar los proyectos de la escuela) imagenes muy bonitas de edificios vacíos, sin gente, sin vida en su interior, o en todo caso con pequeñas sombras de gente difuminadas entre transparencias para evitar que la imagen de las personas tape nuestra Obra. Hoy en dia, que la tendencia en la arquitectura está orientada a un minimalismo expresivo (formas sencillas, carencia ornamental, mínimos elementos, estructuras vistas...), nos creemos en el derecho a decidir sobre las personas, a limitar su actuación sobre nuestra obra, a deirles "esto es bonito, asique tómalo o vete pero no lo cambies". Chocante me resultó un comentaro de uno de los conferenciantes cuando afirmó "vi lo que estaba pasando en mi edificio al entrar la gente a vivir en él, asique decidí no volver a visitarlo, prefería no ver esas cosas..."
Pero, por qué los arquitectos carecemos de la modestia suficiente como para prestar nuestras obras, nuestro talento, al público. Es decir, porqué aun hoy nos consideramos capaces de realizar un edificio nosotros solos. En mi opinión, el arquitecto contemporáneo debe de dejar de considerarse a sí mismo como un maestro de la construcción, un artista cláscio para abrirse al resto de personas, pasar a ser un coordinador (cualificado), un técnico cuya misión sea la de interpretar y unificar criterios de diferentes disciplinas y sectores de población (muy interesante me resultó en este aspecto la conferencia de José María Romero, que en ningún momento expuso una de sus obras acabadas, si no simplemente nos habló de su forma de trabajo, con un régimen abierto interdisciplinar, donde un gran número de personas trabajan en conjunto para finalmente realizar una primera idea de proyecto, que posteriormente se libera en la callle para que sea modificada y transformada por el propio ciudadano de la zona a tratar; y en donde las relaciones interpersonales cobran tanta importancia [solo recordar el cuadro de personas que intervinieron en el proyecto, y sus relaciones entre sí] como el propio resultado del proyecto en sí mismo). Si tenemos que vernos reflejados en algún tipo de artistas (para saciar nuestro espíritu de grandeza), olvidémonos de una vez de pintores y escultores de obras de arte. Busquemos nuestra imagen en movimientos contemporáneos como los artistas del Land-art, el teatro alternativo o los artistas audiovisuales actuales, que han dado el salto de la creación de obras eternas para su contemplación a la creación de sensacioes, espacios o imágenes que interrelacionen con el espectador y le hacen participar de la propia obra, asumiendo el artista en todo momento su carácter efímero y moldeable.
En este sentido, me gustaría tambien hacer un breve comentario a uno de los escritos de un compañero, que hablaba del tiempo en la arquitectura. Estoy totalmente de acuerdo con él en su afimación de que el tiempo es un factor decisivo en la arquitectura, todo cambia, evoluciona, e incluso muere (a veces hay que asumir la murte de nuestras propias creaciones,cuando llegue su momento); de hecho hoy en día muchas arquitecturas se realizan pensando en el transcurrir del tiempo, en como sus fachadas se degradarán con los años, sus espacios cambiarán con las estaciones... Ya no solo la luz, el espacio, el vacio y lo material son nuestras erramientoas de trabajo, el tiempo ha pasado a ser también un factor de nuestros proyectos. Pero yo me atreverá a ir más lejos: las personas, como elemento temporal y en continuo movimiento, son más importante dentro de todo este sistema de trabajo, y por desgracia un factor olvidado. No vemos muchos sistemas dde viviendas en régimen de autoconstrucción, no nos encontramos con espacios públicos vacíos en los cuales al ciudadano se le faciliten los elementos necesarios para poder llenarlo de actividad, no nos encontramos espacios sin nombre ni finalidad en los proyectos, abiertos a la libertad de la gente... Cada día vemos expresiones de la ciudad, de la vida, y nos negamos a asumirlas en nuestra obra: a diario vemos niños jugando al fútbol en medio de una calle sin porterías ni líneas en el suelo, los artistas del graffiti llenan nuestras calles con murales inacabados, vemos personas mayores invadendo las aceras para sentarse a tomar el sol, o vendedores callejeros por las esquinas de nuetsras calles y plazas... Creo que ya ha llegado el momento de abrirnos a estas actuaciones, a dejar de dibujar planos llenos de mobiliario y hacer renders llenos de nada; para dibujar espacios vacios llenos de personas, de relaciones entre ellos, de gente realizando actividades, de horarios superpuestos, de movimientos y flujos...,y sobre todo ha llegado la hora de crear arquitectura que responda a esa gente, que dialogue con ellos, que se abra al mundo y salga de sí misma, que se deje tratar y transformar...
Personalmente, creoque la obra que más me ha conmovido dentro del ciclo de conferencias que ha supuesto esta asignatura (y tengo que decir que hemos visto construcciones y proyectos realmente magníficos, y conferenciantes de gran calidad) fue posiblemente la más modeesta de todas, una leve actuación en un rio, en la que el arquitecto simplement se limitó a "dejar caer" cuatro vigas metálicas en el curso de un pequeño arroyo, cuyo único fin era el facilitar a laspersona elacceder a una pequeña isleta llena de vegetación en el centro del rio (también decir que la forma de contarlo por parte del arquitecto, explicando como un niño del lugar le enseñó el arroyo y aquellugar mágico para él, hizo que tod ocobrara sentido). Algo tan sencillo, un gesto sin grandeza ni pretensión, guiado por un niño, puede devolver la magia a un lugar, y sobre todo permite que las peronas cambien ese lugar, lo utilice, lo contemplen de otra forma, con otros ojos.
Porque de una cosa sí que estoy seguro, las personas no viven la ciudad, no crean actividad sobre los edificios, las personas crean los edificios, crean la ciudad con sus vidas.
Es decir, en esta escuela, y en general, toda la arquitectura actual, se piensa y se proyecta como "obras de arte", elementos acabados y, en según que casos o cual sea su utilidad: útiles, hermonos, divertidos, imponentes, sutiles,..., pero en definitiva, como elementos acabados en sí mismos, no abiertos a la modificación, al cambio, a la manipulación de la gente...
Estamos cansados de ver en revistas de arquitectura de vanguardia (por no mencionar los proyectos de la escuela) imagenes muy bonitas de edificios vacíos, sin gente, sin vida en su interior, o en todo caso con pequeñas sombras de gente difuminadas entre transparencias para evitar que la imagen de las personas tape nuestra Obra. Hoy en dia, que la tendencia en la arquitectura está orientada a un minimalismo expresivo (formas sencillas, carencia ornamental, mínimos elementos, estructuras vistas...), nos creemos en el derecho a decidir sobre las personas, a limitar su actuación sobre nuestra obra, a deirles "esto es bonito, asique tómalo o vete pero no lo cambies". Chocante me resultó un comentaro de uno de los conferenciantes cuando afirmó "vi lo que estaba pasando en mi edificio al entrar la gente a vivir en él, asique decidí no volver a visitarlo, prefería no ver esas cosas..."
Pero, por qué los arquitectos carecemos de la modestia suficiente como para prestar nuestras obras, nuestro talento, al público. Es decir, porqué aun hoy nos consideramos capaces de realizar un edificio nosotros solos. En mi opinión, el arquitecto contemporáneo debe de dejar de considerarse a sí mismo como un maestro de la construcción, un artista cláscio para abrirse al resto de personas, pasar a ser un coordinador (cualificado), un técnico cuya misión sea la de interpretar y unificar criterios de diferentes disciplinas y sectores de población (muy interesante me resultó en este aspecto la conferencia de José María Romero, que en ningún momento expuso una de sus obras acabadas, si no simplemente nos habló de su forma de trabajo, con un régimen abierto interdisciplinar, donde un gran número de personas trabajan en conjunto para finalmente realizar una primera idea de proyecto, que posteriormente se libera en la callle para que sea modificada y transformada por el propio ciudadano de la zona a tratar; y en donde las relaciones interpersonales cobran tanta importancia [solo recordar el cuadro de personas que intervinieron en el proyecto, y sus relaciones entre sí] como el propio resultado del proyecto en sí mismo). Si tenemos que vernos reflejados en algún tipo de artistas (para saciar nuestro espíritu de grandeza), olvidémonos de una vez de pintores y escultores de obras de arte. Busquemos nuestra imagen en movimientos contemporáneos como los artistas del Land-art, el teatro alternativo o los artistas audiovisuales actuales, que han dado el salto de la creación de obras eternas para su contemplación a la creación de sensacioes, espacios o imágenes que interrelacionen con el espectador y le hacen participar de la propia obra, asumiendo el artista en todo momento su carácter efímero y moldeable.
En este sentido, me gustaría tambien hacer un breve comentario a uno de los escritos de un compañero, que hablaba del tiempo en la arquitectura. Estoy totalmente de acuerdo con él en su afimación de que el tiempo es un factor decisivo en la arquitectura, todo cambia, evoluciona, e incluso muere (a veces hay que asumir la murte de nuestras propias creaciones,cuando llegue su momento); de hecho hoy en día muchas arquitecturas se realizan pensando en el transcurrir del tiempo, en como sus fachadas se degradarán con los años, sus espacios cambiarán con las estaciones... Ya no solo la luz, el espacio, el vacio y lo material son nuestras erramientoas de trabajo, el tiempo ha pasado a ser también un factor de nuestros proyectos. Pero yo me atreverá a ir más lejos: las personas, como elemento temporal y en continuo movimiento, son más importante dentro de todo este sistema de trabajo, y por desgracia un factor olvidado. No vemos muchos sistemas dde viviendas en régimen de autoconstrucción, no nos encontramos con espacios públicos vacíos en los cuales al ciudadano se le faciliten los elementos necesarios para poder llenarlo de actividad, no nos encontramos espacios sin nombre ni finalidad en los proyectos, abiertos a la libertad de la gente... Cada día vemos expresiones de la ciudad, de la vida, y nos negamos a asumirlas en nuestra obra: a diario vemos niños jugando al fútbol en medio de una calle sin porterías ni líneas en el suelo, los artistas del graffiti llenan nuestras calles con murales inacabados, vemos personas mayores invadendo las aceras para sentarse a tomar el sol, o vendedores callejeros por las esquinas de nuetsras calles y plazas... Creo que ya ha llegado el momento de abrirnos a estas actuaciones, a dejar de dibujar planos llenos de mobiliario y hacer renders llenos de nada; para dibujar espacios vacios llenos de personas, de relaciones entre ellos, de gente realizando actividades, de horarios superpuestos, de movimientos y flujos...,y sobre todo ha llegado la hora de crear arquitectura que responda a esa gente, que dialogue con ellos, que se abra al mundo y salga de sí misma, que se deje tratar y transformar...
Personalmente, creoque la obra que más me ha conmovido dentro del ciclo de conferencias que ha supuesto esta asignatura (y tengo que decir que hemos visto construcciones y proyectos realmente magníficos, y conferenciantes de gran calidad) fue posiblemente la más modeesta de todas, una leve actuación en un rio, en la que el arquitecto simplement se limitó a "dejar caer" cuatro vigas metálicas en el curso de un pequeño arroyo, cuyo único fin era el facilitar a laspersona elacceder a una pequeña isleta llena de vegetación en el centro del rio (también decir que la forma de contarlo por parte del arquitecto, explicando como un niño del lugar le enseñó el arroyo y aquellugar mágico para él, hizo que tod ocobrara sentido). Algo tan sencillo, un gesto sin grandeza ni pretensión, guiado por un niño, puede devolver la magia a un lugar, y sobre todo permite que las peronas cambien ese lugar, lo utilice, lo contemplen de otra forma, con otros ojos.
Porque de una cosa sí que estoy seguro, las personas no viven la ciudad, no crean actividad sobre los edificios, las personas crean los edificios, crean la ciudad con sus vidas.
Rubén Maldonado
2 comentarios:
Estimado Rubén.
Te recomiendo que leas el libro de Sains de Oiza de la colección la cimbra y el arco. O por lo memos la contraportada. Me parece muy interesante lo que dices, pero creo que el arquiecto tiene que ser un maestro de la construcción y tienen que ser capáz de dar más de lo que se pide. No es un simple sociologo o coordinador. Tienen que dar más, a veces más de lo que la gente puede entender, a eso se le llama dar liebre por gato, pero sin olvidar que el fin de nuestro tarabajo es hacer un poco más felices a aquellos a lsoq ue servimos, es decir a las personas que van a vivier allí.En eso se diferencia de las demás artes.
En cualquier caso muy interesante tu aportación. elisa
hola rubén..a mi me ha encantado tu reflexión...no sé si conoces a Lacaton y Vassal...mírate algo..ellos suelen fotografiar sus casas totalmente habitadas,con muebles, trastos, abuelas en camisón...además no trabajan con maquetas porque quieren huir de las razones formales y proyectan desde el interior.. la revista 2G de ellos está muy bien.
un saludo, Auri
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