REFLEXIÓN EN EL VACÍO
Todos los arquitectos debemos tener una cosa en común: una gran pasión por la vida, por hacer las cosas bien hechas y amor hacia el espacio y la arquitectura. Este debe ser el principio, el primer paso de una gran obra, una semilla vital en el proceso del diseño y la percepción del espacio. Porque un buen trabajo no tiene por qué repercutir para el viandante en algo más o menos espectacular, puede estar simplemente en una casa de reducidas dimensiones por la que fluye un haz de luz que nos invade, en lo que el solar estaba predestinado a ser una mera casa en un callejón estrecho y sin ninguna importancia y pretensión de majestuosidad, al exterior se percibe muy discretamente con una fachada de vanos regulares de concepción histórica siguiendo las pautas de la zona, se consigue llegar a una obra maestra con algo tan sencillo como dejar pasar a través de sí una respuesta de la naturaleza como es la luz del sol y lo que de ella se vincula, la vida.
¿Qué está bien y qué está mal? Yo sencillamente pienso que no hay nada dentro de la arquitectura que esté mal y nada que esté bien siempre que halla un porqué y un motivo coherente para realizar la obra y una razón de ser que explique el proyecto al que se ha llegado dentro de unos cánones de sensatez, buen hacer y cariño en la arquitectura. “El hombre hoy día necesita tener fe, esperanza y un ideal para vivir y dar sentido y dignidad a la existencia” Julio Cano Lasso. Simples ideas que llenan de valor nuestro día a día y nuestro trabajo profesional cualquiera que sea, desde el médico que trata con el mayor amor a sus pacientes hasta el arquitecto que mima hasta el último detalle más inapreciable de su obra.
Fernando de los Santos Cerezo
martes, 19 de junio de 2007
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1 comentario:
¿Qué esta bien y que esta mal? Desgraciadamente o no, en la escuela nos obligan a buscar demasiados porqués, a justificar demasiadas ideas. El problema aparece cuando observamos que el mundo de la razón no se sitúa en un plano sino que tiene tantas caras como podamos imaginar.
Me asusta el pensar que siempre que haya un porqué, algo este bien. Entre otras cosas porque siempre hay un porqué.
Creo que la buena arquitectura se da no cuando hay un porqué, sino cuando se eligen los porqués adecuados, cuando la precisión de su elección hace que todo fluya y discurra con suavidad.
Es más cuando los porqués no tienen que rodear a la obra para justificarla ya que ella simplemente ES.
Por último decir; que creo que el respeto a la gente, a nuestra sociedad, al de al lado, posee mucho más valor para el arquitecto que el propio vacío, porque este al igual que la arquitectura no son otra cosa que las herramientas para expresarlos, de llegar a entenderlos.
Cada modelo arquitectónico; al arquitectura egipcia, el gótico…nos ofrecen pistas de la sociedad de un momento dado de la historia sin pretenderlo, porque sus arquitectos vivían, entendían y expresaban.
En un mundo bañado por la información debemos esforzarnos por descubrir nuestro mundo, nuestra sociedad, ser participes de ella, de su gente, porque solo así la expresaremos adecuadamente desde la precisión de nuestro tiempo.
TRADUCTORES DE NUESTRO TIEMPO
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