Trasladándome a través de Le Corbusier A propósito de la última conferencia en la que se dijo que viajar es “trasladarse en uno mismo” recordé uno de los viajes que hizo Le Corbusier a Oriente y que tanto influyó en su obra. Durante el año 1911 Le Corbusier acometió un gran viaje de 6 meses, viaje de carácter formador, lleno de esa curiosidad innata que el poseía y que lo llevó por los Balcanes, Grecia y Turquía para regresar a través de Italia a su Suiza natal. En dicho viaje fue tomando notas y relatando experiencias, plasmadas en unos escritos que no verían la luz hasta 1965 en el que se publica un libro llamado “Viaje a oriente” En este libro, Le Corbusier relata cientos de experiencias, comentarios, dibujos… que fueron en cierto modo inspiradores de obras posteriores y que a simple vista no se encuentra relación… las ideas no salen de la nada. Por ejemplo, una de las fotos tomadas durante este viaje, jamás comentada por el arquitecto nos da una clarificadora visión de lo que sería el módulo tridimensional de la unidad de habitación. Se observa su similitud tanto formal como funcional: doble planta, terraza sobre el habitáculo inferior, cocina (hogar) centran, formas rectangulares simples. Otra referencia es la del Partenón, obra que Le Corbusier exaltó y cuyas correcciones utilizó también en la ejecución de las unidades de habitación, en lo referente a sus “pilotis” de apoyo del conjunto. Importante es tambien su cita del libro “Viaje a oriente” del monasterio cartujo de Ema, citando tectualmente: “Cada casa tiene de este modo su propio patio, y la intimidad es tan perfecta como en esos jardines de los frailes de la cartuja de Ema”. La cartuja es el organismo arquitectónico que mejor respuesta da al problema de la vida comunitaria, austera, del fraile. Por ello Le Corbusier pretende extrapolar es perfecta organización y su pulcra funcionalidad a la unidad de habitación. Reflejo de una admiración (siempre presente en su obra ) por la racionalidad y el orden que imperan en este tipo de comunidades autárquicas.
La admiración de Le Corbusier por los insectos y sobre todo por los himenópteros (insectos sociales como hormigas y abejas) era manifiesta. Si observamos una colmena apícola no nos podríamos sustraer a la tentación de establecer un paralelismo entre esta y la unidad de habitación, tanto desde un punto de vista formal como funcional. Es lo que denominaremos la metáfora de la colmena. Ya en su libro “Viaje a oriente” aparece en una foto una colmena de las que también se estilaban en centroeuropa. La colmena consistía en unas plataformas fijas a base de pilares verticales y bandejas horizontales sobre las que se colocaban las colmenas formando varios pisos. A diferencia de los rascacielos americanos de Otro aspecto que merece la pena destacar es el modo en el que la colmena se sustenta: unos pilares de madera la elevan sobre el matorral aislándola de lo que en el suelo sucede... ¿Acaso los “piloti” de Le Corbusier ?. Durante el ejercicio de su profesión, Le Corbusier concibió unos bloques de viviendas abiertas a una especie de patios-balcones individuales. El efecto de estos bloques era muy similar al de las celdillas de un panal pero rectangulares en vez de hexagonales. Tampoco falta la justificación natural, higiénica (ecológica?), para esta tipología. Los alvéolos, dijo Le Corbusier, son “una toma de aire: el inmueble respira” En la siguientes figuras podemos apreciar, quizá con más claridad, la similitud entre el sistema botella-botellero, y la colmena (de un grabado de la época):
Está clara la semejanza formal que llevo a inspirar al arquitecto, pero... ¿y la similitud funcional?. Para Le Corbusier la colmena constituye un ente perfecto, aislado y en equilibrio, basado en reglas perfectas, que nadie transgrede. Como en la división tayloriana del trabajo: obreras, reinas, zánganos... No obstante la fascinación que las abejas le producían, Le Corbusier no promulga una división de castas, sino esa perfección armónica del conjunto, lo que se plasmaría en las dotaciones, servicios y posibilidades que la unidad de habitación propone como elemento autárquico, como edificio-máquina; como el mismo dijo: “constituir una comunidad cuya gestión aportará aquí también la libertad por el orden (...). El piso bajo de los inmuebles es una vasta fábrica de explotación doméstica: avituallamiento, restaurantes, servicio doméstico, lavandería...” ¿Tuvo Le Corbusier algún precedente a su idea? ¿Se inspiró en alguna estructura preexistente? Para Le Corbusier, lo mismo que para la vanguardia de su época en general, el concepto de hábitat moderno, cualesquiera que fuesen las dimensiones o materiales del mismo, estaba íntimamente ligado a la convicción del advenimiento del “hombre nuevo“. Es esta fe milenarista en la transformación inminente del género humano lo que explica su interés por la dom-kommuna soviética , que había descubierto en los años veinte a través de la obra de Ginzburg y Milinis .Esta revelación, junto con la de la tipología puesta a punto por el grupo de investigación del Stroikom de Ginzburg, dio una dirección totalmente nueva a sus ideas en torno a la vivienda de masas, porque de repente tomó conciencia de la insuficiencia, en adelante comprobada, del apilamiento de unidades habitación funcionales para clases medias en edificios neo-haussmannianos, a pesar de su poessis purista y de la precisión de su ensamblaje. El verdadero desafío lo veía ahora en el desarrollo de lo que los soviéticos llamaban el “nuevo condensador social”, concebido como la actualización radical de una larga trayectoria que hunde sus raíces en el monasterio , pasa por el palacio barroco y culmina en la visión del falansterio de Fourier, más tarde retomada por su discípulo Víctor Considérant bajo la forma de una especie de transatlántico abandonado. El paquebote (Del inglés «pack-boat», barco correo —de paquetes—Embarcación que hace servicio de pasajeros o de correspondencia entre dos puertos) con su cuidado diseño interior, fascino a Le Corbusier. El paquebotes y su evolución el trasatlántico constituía la máxima expresión de la industria naviera. Concebidos como pequeñas ciudades autónomas que como tal tenían que funcionar en medio del océano, estaban formados por una superestructura de varios pisos, en los que se localizan, abajo de la cubierta principal, las máquinas y las bodegas y en los superiores, que están sobre esa cubierta, los camarotes, los salones de recreo y baile, las piscinas, etcétera, dejando una cubierta al aire libre con varias piscinas, canchas de tenis y otros juegos.
Algunos ejemplos de transatlántico emblemáticos En plena época mecanicista, con la fe puesta en la capacidad del progreso técnico para facilitar las comodidades inherentes a la vida moderna, el transatlántico es el prototipo ideal de organismo colectivo, como plasmaría Le Corbusier en un plano que realizó en su estudio, y que se muestra en la siguiente figura. Sus dimensiones, unos 240m de eslora y 25m de manga, su cuerpo central formado por camarotes y salones, relacionados a través de corredores y escaleras, y conviviendo en un solo volumen; el adecuado diseño racional del mobiliario integrado en el camarote; la liberación dl plano superior de la cubierta destinada al esparcimiento y el deporte y el ocio al aire libre... ¿no nos aproximan a lo que sería la unidad de habitación? No olvidemos tampoco su Asile Flottant de lÀrmée du Salut, proyecto de 1929 consistente en una barcaza que en invierno servía de refugio a vagabundos y prostitutas y en verano d esparcimiento para los niños de París. El pabellón Suizo fue el primer proyecto importante donde Le Corbusier pudo experimentar estas cuestiones. A pesar de su carácter tan solo parcialmente residencial, es un edificio clave en el proceso de gestación de la unidad de habitación y constituyó un auténtico banco de pruebas de algunas cuestiones y soluciones claves, y posteriormente confirmadas en el proyecto de la “unité”: acceso mediante corredores longitudinales a piezas dispuestas de modo transversal; planta baja libre (continuidad del terreno bajo el edificio); exaltación formal de los “pilotis”; edificio entendido como un volumen compacto que desafía la gravedad. |
jueves, 21 de junio de 2007
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